Generaciones después, les fueron enviados hombres de Dios, profetas, para hacer ese papel de mediador. Pero el pueblo volvía a pecar y no tenía fuerzas para resistir al pecado, lo que lo apartaba aún más de Dios. Fue entonces cuando Dios envió a Su Hijo Jesús para ser ese Canal hasta Él.De esa forma, las personas iban a poder conocerlo, redimirse de sus pecados, seguirlo, y además recibir la fuerza de Su Espíritu para resistir al mal que las esclavizaba.
El Señor Jesús nos dio condiciones para ser perdonados y también convertirnos en Hijos de Dios y vencedores en este mundo. A través de la oración, y en el Nombre de Jesús, tenemos acceso al Padre Celestial.
Él dijo:"...todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis." Mateo 21:22
Entonces, para recibir lo que pedimos, tenemos que tener fe y certeza de que Él es fiel para cumplir Su Promesa y, para pedir, también tiene que existir la fe de que Él nos está oyendo.
Fe es la certeza de las cosas que se esperan. ¿Pero cómo tener la certeza?La única garantía es lo que Dios prometió.
Si el Señor Jesús dijo que recibiremos todo lo que pedimos en oración, podemos confiar en Su Palabra.¿Qué necesita usted?Pida y lo recibirá por la fe.La salud y los bienes materiales son importantes, pero no lo más importante.
Lo más importante, sobre todas las cosas, es Su Espíritu, que le dará condiciones y fuerzas para conquistar todas las demás cosas. Recibir el Espíritu Santo es ver materializada dentro de nuestro corazón aquella fe de que Él existe y nos oye.
Sabemos, entonces, que Él ya no está más del lado de afuera, sino dentro de nosotros, para guiarnos y ayudarnos a vencer los desafíos.
Por eso, Él es lo que usted más necesita. Y, para recibirlo, debe aprender a ejercitar la fe que ya existe dentro de usted. Esa fe es nuestro tesoro. Guárdela bien, es el pasaporte para llegar al Reino de los Cielos.Por lo tanto, crea y pida el Espíritu Santo sobre su vida.Y Él vendrá sobre usted.
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